La estación de Antofagasta ( abandonada ) y el fondo de la Cordillera, 1991. |
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Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia
SENTIDO DEL RELATO : DESDE BOLIVIA AL PACÍFICO
En el año 1991 visité Bolivia llegando hasta Oruro, subía desde La Quiaca – última ciudad argentina - siguiendo las vías del antiguo trazado que venía desde BsAs, llegué incluso a ver la partida del Expreso Villazón ( Bolivia ) a La Paz, ya para ese entonces no había conexión directa con el sur.
Tomando un ferrobús nocturno – de temperaturas bajo cero – llegué a Potosí desde Oruro una fría noche de febrero, las alertas de cólera de entonces me hicieron pensar y no llegué a la capital del Altiplano. Visité durante unos días la bellísima ciudad de Potosí, aclaro que esto digitalizando lentamente mi archivo de soporte papel por lo que no tengo aún imágenes o por lo menos todas las que desearía, nuevamente en la noche ahora desde Potosí tomé el tren a Uyuni vía Río Mulatos, nudo que sigue hacia el sur.
Por lo pronto estaba realizando por tramos el viaje – exceptuando que no partía de La Paz – del antiguo Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, que unía la ciudad chilena del Pacífico con la capital del norte boliviano.
Reloj de la Plaza Principal de Uyuni ( fotografía Herr Stahlhoefer ) |
En Uyuni pasé unos días, visité el famoso cementerio de locomotoras a vapor, que para entonces me era desconocido y hoy desde cualquier ordenador se lo puede ver cómodamente instalados en casa, o en cualquier parte del mundo.
La ciudad de Uyuni “ La Protegida de la Patria” rezaba un cartel a la salida de la estación es el último bastión poblado antes de la frontera, la siguiente estación ya es la línea divisoria sobre la falda del volcán Ollagüe, donde apenas hay un “pasaportero” según nos indican.
De calles amplias, Uyuni, es lo mas parecido que podemos encontrar a un páramo, sus avenidas o mejor dicho el espacio que se ha previsto para ellas hace que la distancia entre una vereda y otra parezca una verdadera lejanía, caminamos por allí, casi sin rumbo y llegamos a la plaza ubicada frente al cementerio, sabemos que es una plaza porque existe - disimulado entre el polvo y la tierra - un trazado demarcatorio casi invisible.
A pocos kilómetros de allí un salar, homónimo de la ciudad y uno de los mas grandes de Bolivia, pone límites a un territorio apenas poblado, fruto además de litigios con el vecino Chile desde la llamada Guerra del Pacífico que enfrentó por un lado a Chile ( abastecido y animado por los capitales de la metrópoli inglesa que deseaba para sus empresas los ricos yacimientos de guano de la costa ) y por otro una coalición boliviano-peruana que no dio la talla para defender sus territorios frente a un muy preparado ejército y marina chilenos.
Resumen, Antofagasta pasó a manos de Chile y Perú perdió la ciudad de Arica, desde entonces Bolivia no cesa de reclamar una salida digna al mar.
EN EL LADO CHILENO DEL TRAYECTO
De Ollagüe en adelante deberíamos esperar un Ferrobús que haría el cruce de la Cordillera en la noche y acabaría su trayecto en Calama, no hay otra opción para los viajeros – recuerdo que hablo del año 1991 – dudo si hoy en día corre aún este servicio.
Negociando con los maquinistas de un gran tren carguero que partía en la mañana, decidimos un chileno y yo, dejar pasar el tren de pasajeros y ver en todo su esplendor la cordillera de día, valió la pena, el viaje es algo espectacular.
Barrio alto de la ciudad chilena de Antofagasta, 1993. |
De Calama – ciudad base de los mineros que trabajan en la mina de Chuquicamata – continué en autobús hacia Antofagasta, la carretera sigue el viejo trazado del tren, aparecen fantasmales ciudades abandonadas como Baquedano, industrias de minería y salitre que hoy son pasto de los vientos y que terminan tomando el mismo color que el desierto, uno de los mas cálidos del mundo.
Cruce de vía férrea en Antofagasta, 1993. |
Los colores de los vagones se camuflan con el paisaje. |
Como verán en las fotos el paisaje en los alrededores de Antofagasta es casi lunar vehículos, casas y trenes se mimetizan con la tierra y arena que vuela y como si se tratara de un juego de camuflages ya no es posible determinar donde termina un objeto y comienza el territorio.
Alrededores del Estadio Municipal, 1991. |
La ciudad, el centro en sí mismo tiene un aire a Nueva Orleans, o por lo menos lo que tenemos como ícono de esta ciudad del Golfo, edificios de corte francés de principios del siglo XX con terrazas y barandales piso por piso.
Extremo norte de la ciudad nos muestra un aspecto lunar, 1991. |
Otro recorrido hecho a retazos de lo que sin dudas podría ser uno de los viajes en tren mas espectaculares del mundo, dicho esto sin exagerar.
Stencil con logotipo del viejo servicio Internacional sobre un vagón de pasajeros, 1991. |
Playa de estacionamiento de la radiada estación Antofagastina, 1991. |
1 comentario:
Buenas Noches Gabriel,
Gracias por facilitarnos este magnifico viaje por el Bolivia.
Los paisajes son extraños, nos sugieren un mundo muy diferente.
Esperamos ver nuevas singladuras de estos ferroviajeros.
Un abrazo de tus amigos,
railsiferradures
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